Hace ya un
tiempo y por diferentes razones
había dejado de escribir esta columna de carácter deportivo vinculada
a la disciplina de la Natación,
pero no podía dejar de
pasar esta oportunidad para destacar el esfuerzo, entrega, sacrificio
y compromiso de un nadador viñamarino formado al alero del
Club Academia de Natación de Viña
del Mar, Felipe Tapia Salinas, quien
a los dieciocho años quiso ir en
búsqueda de un sueño, tomó una decisión y se fue a vivir y entrenar a Córdoba en Argentina, al alero del técnico Daniel Garimaldi, siguiendo los mismos pasos que antes había
dado la destacada Kristel Kobrich.
La vida de un nadador de alta competencia no es fácil, cuesta mantener amigos,
se entrena de madrugada, cuando la mayor
parte de la gente duerme ellos entran al
agua y brazada tras brazada completan el
primer entrenamiento del día, luego al gimnasio a media mañana, por la tarde nuevamente al agua a repetir las
brazadas, todo esto complementado con
masajes, elongación, sicólogo, yoga, etc.
dieta alimenticia estricta y
balanceada para aguantar tanto desgaste, el descanso, imprescindible, hay que regenerar para seguir
al otro día y así, día tras día , mes a mes, año a año, en búsqueda de ese
sueño, el camino no es fácil y sin el apoyo incondicional de la Familia, nada
de esto es posible.
A través de estas líneas quiero destacar a estos
"locos" deportistas que luchan por un sueño, Felipe lo logró, llegó a sus primeros Juegos Olímpicos, esta
vez en Rio 2016, algo impensado para muchos y añorado por otros
tantos, pero con una cuota de sacrificio personal enorme y con un apoyo familiar
incondicional.
Bravo Felipe, mereces lo que has logrado, cada
uno forja su propio destino y sin duda vendrán mayores desafíos, por lo menos hoy ya
te has convertido en un referente para
la Natación Chilena y de Viña del Mar.
Con Cariño.
E.V.C.